Santa Rita vivió entre los siglos XIV y XV en Casia, un municipio de la Italia central, donde los comienzos de los intercambios comerciales habían llevado bienestar, pero también división y desconcierto. Frente al crecimiento de las tensiones sociales, la humilde mujer dio testimonio con toda su vida del primado de lo sobrenatural. El matrimonio y la sucesiva pérdida de su esposo y de sus hijos fueron las etapas que llevaron a Rita al convento, donde la capacidad de amor y perdón, la serena aceptación del sufrimiento y el vivo amor a Cristo llamaron la atención de sus cohermanas y contemporáneos. Después de su muerte numerosos milagros la hicieron objeto de una vasta y espontánea devoción popular.
Es de las santas más veneradas de Italia a cuya tumba acuden, aún en la actualidad, un gran número de peregrinos.
En el Monasterio de Santa Rita de Casia, las Monjas Agustinas de vida contemplativa viven según la Regla y la espiritualidad de san Agustín. La oración, el trabajo y el estudio determinan el ritmo de cada jornada, con el objetivo de vivir una vida común perfecta, como la primera comunidad de los apóstoles en Jerusalén (v. Hechos 4, 32-35). Su apostolado es «La evangelización del corazón» a través de los caminos de la interioridad. Para ayudar al hombre a encontrarse consigo mismo y con su verdadera libertad; es decir, ayudarlo a acercarse a Dios, a quien cada uno de nosotros desea encontrar en lo más profundo de su corazón. A las jóvenes que deseen compartir este camino de vida religiosa agustina, las claustrales les ofrecen la disponibilidad de diálogo y discernimiento vocacional en el Parlatorio, así como la posibilidad de compartir algunas experiencias de vida monástica. Además, todos los años, durante el verano, ofrecen un curso vocacional específico de cuatro días de duración, para comprender mejor el proyecto de Dios sobre la vida de cada uno, con la ayuda de los Padres.
En la época de Rita, el Monasterio estaba dedicado a santa María Magdalena.
La Santa de los casos imposibles.
Miles son los testimonios de gracias recibidas que llegan todos los años al Monasterio.
Los testimonios de los milagros que sucedieron por su intercesión son tan numerosos que fue proclamada por el pueblo de fieles «Santa de los casos imposibles» (o Santa de los imposibles), ya que, como Rita nos enseñó, si nos encomendamos a Dios, todo puede suceder. Esta pequeña gran mujer dejó huellas de numerosas obras milagrosas, tanto durante su vida como después de su muerte. Curaciones que parecen inexplicables. Miles son los testimonios de gracias recibidas que llegan todos los años al Monasterio.
Santa Rita de Casia. Mujer del diálogo y la reconciliación, santa Rita se dirige a todos: no solo a los cristianos en el mundo, sino también a las personas que tienen un credo religioso distinto del cristiano.
El itinerario que santa Rita te sugiere está hecho de humildad, sacrificio, escucha de los demás y búsqueda del diálogo. No es fácil, pero es el único camino que nos acerca a Dios y hace que todo se pueda realizar.
Su ejemplo de sencillez y fe en Dios llega a ti, hoy, más allá del tiempo y del espacio, para recordarte que la paz se alcanza solamente construyéndola con el diálogo.
Frases de Santa Rita de Casia.
Nunca es tarde para cambiar la dirección de tu vida siempre habrá una nueva ruta o una nueva oportunidad.
El verdadero perdón, no pide nada a cambio.
Los obstáculos son enseñanzas para tu espiritualidad.